Paraguayo

Poética: 

Un paraguayo fresco es un pequeño tesoro de azúcar natural. Tiene una piel rosada y fina; ha madurado en el árbol, transformado por el sol que le saca los colores. Sobre la mano, apenas se nota su peso, y se pela como si nada, ligeramente, hasta que queda la pulpa blanca y jugosa,  que es dulce como la miel.

Recolección: 
del 15 de julio al 31 de agosto, aproximadamente

El paraguayo es una fruta de la familia de los melocotones blancos. Es el resultado de una mutación natural, al igual que la nectarina; es decir, no se sabe cuando, un árbol melocotonero empezó a dar frutos diferentes, de aspecto achatado. La fruta del paraguayo tiene una forma muy singular, chata y redonda. La pulpa es más dulce que la del melocotón blanco porque contiene menos ácidos y tiene el hueso muy pequeño.

Particularidades: 
Se cultiva de forma muy parecida al melocotón, aunque el árbol prefiere las tierras ricas en sales minerales, lo que provoca que esta fruta sea más dulce, por efecto de la potasa o sal. El cultivo del paraguayo resulta más laborioso que el del melocotón normal. Existen diversas varietades y todas comportan bastante trabajo, ya que se trata de una fruta delicada. Durante el verano es necesario podar los árboles. Esta poda se realiza para que el sol llegue a las ramas interiores y los frutos tengan una buena coloración.